¿Dormir en la calle?

Es interesante sentir emociones que probablemente hayan estado adormecidas en la memoria del corazón y de la piel por mucho tiempo, y hasta cierto punto olvidadas y abandonadas. Esas emociones que probablemente uno solo recordaba el nombre más no la sensación de sentirlas recorrer en tu ser.

El sonreír después de ver un mensaje de whatsapp y ver también que dicho mensaje termina con algún emoji tierno creado por signos de puntuación, para posteriormente responder con un cumplido, seguido de frase cursi y después una sutil pregunta para poder seguir la ilación de la conversación es realmente... muy bonito.

Es una etapa de florecimiento, algo así como la primavera donde se pueden sentir aromas, texturas y sabores nuevos para uno, y haciendo un analogía a la persona: sentir su perfume, el olor de su cabello, la textura de su piel, de sus mejillas, y el sabor de sus labios, son momento que se guardan directamente en la memoria del corazón y del cuerpo.
He de considerar también que el destino es el camino que debemos aceptar para poder respetar el flujo de nuestras vidas sin ser rebeldes ante él. A la fecha hay una persona que pude conocer y que me llena de mucha felicidad los días después de haberlo visto, muy probablemente mi yo de hace muchos años no hubiera entendido el concepto que tengo ahora sobre el destino, el cual es el siguiente: Hay personas que están destinadas a entrelazar sus vidas, otras que nunca llegarán a conceptos mayores que conocerse o verse intermitentemente cada cierto periodo de tiempo, otras que solo se conocen por vez primera y no vuelven a saber más el uno del otro, y por último aquellas personas que ni siquiera caben en nuestra imaginación ya que nunca pudimos tener algún tipo de señal de que existieran, ya que nunca se cruzaron sus vidas.

Para efectos personales, la persona que me mantiene en el estado emocional actual, es alguien con quien tuve un contacto efímero hace mucho tiempo, demasiado fugaz, hasta cierto punto irrelevante de recordar. Por este motivo me entrego a pensar que ni él ni yo éramos en ese momento los indicados a conocernos, más que solo saber que el uno y el otro existe por alguna parte del mundo y ya, no estoy seguro si ahora que nuevamente cada uno volvió a topar sus líneas del destino con el otro, estas estén en curso de avanzar juntos, separarse o desvanecerse en el horizonte de la vida, es inevitable el pesimismo ante un escenario triste pero... me mantendré expectante de ver como se desarrollan las cosas con calma y con resignación a aceptar lo que suceda.

Dedicado a Job Taboada

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