Tengo el camino quebrado
Y tú la ilusión tan lejana
Tengo el despertar ligero
Y tú las manos tan ajenas
Tengo los brazos descubiertos
Y tú la vida tan solitaria
Tengo la fe en tu persona
Y tú los ojos en otras sombras
Tengo un suspiro guardado
Y tú el pensamiento tan diferente
Tengo las ganas de verte
Y tú sin saber ni querer sorprenderme
Tengo un sinfín de dudas
Y tú la forma arcana de convertirlas en certezas
Mi tierno, párvulo y cándido ensueño
Ininteligible y arcano pensamiento pasajero
Gracia inolvidable de un beso del primer amor
Utópico y falaz confín del recuerdo de un atardecer
Esquiva e infranqueable reminiscencia nacida en una madrugada de insomnio y llanto
Lascivo, libidinoso y terrenal deseo al cual sucumben nuestros cuerpos
Te quiero.
Bonito... Pero... Pero se perdió.
Tanto como las ganas de conocernos, la tolerancia, los comentarios e indirectas.
Creo que más que tú, yo no supe conservarlo, pero eso no te exenta que también tuviste algo de culpa. Nunca estuve seguro contigo, las necesidad de saber si cada día que pasaba aún me querías, eran inmensas.
Se calló, murió...Ya está.
Agradezco los pocos pero muy intensos momentos que hemos vivido, de hecho tómalo con firmeza y con total credibilidad cuando te digo que estos mismos están grabados en mi mente.
Ahora que los pensamientos son algo más claros, la razón por qué andaba inseguro contigo fue que esperaba mucho de ti. No puedo cambiar a las personas, el hecho de no escuchar de manera voluntaria un "Te quiero" es lo que mis oídos añoraban... pero jamás pasó.
Te deseo lo mejor.
Yapo Elmer
(Se observa una persona rencorosa con un fuerte apego hacia alguien, aparentando decir "Adiós" cuando en realidad solo quería hacerlo sentir culpable)
Vaya que realmente me he enamorado de ti. Paso mucho tiempo pénsandote, en ver la manera de llegar a ti. En demostrarte que lo que siento por ti es verídico. Te quiero muchísimo como nunca llegué a darme cuenta que lo estaba de alguien. Quiero estar para ti. Quiero compartir mis días contigo. Quiero poder verte en cada amanecer. Quiero brindarte calma y tranquilidad. Quiero brindarte cobijo. Quiero que seas feliz. Quiero que seas mi enamorado. Quiero contigo lo que no quiero con nadie.
Yapo Elmer
(En el texto anterior se puede observar a alguien suplicando a su fuente de apego que no lo deje, este mismo sin darse cuenta de sus demandas, lo confunde con AMOR. Este sujeto estuvo hambriento de amor, lo fuerte que se unió a esa persona solo demuestra su profunda soledad/separatidad y la fuerte carencia de aprecio en sí mismo, y lo que más pena da es que el tiempo no lo supo aprovechar. NADIE MERECE ESTAR CON ALGUIEN QUE NO DESEA ESTAR A SU LADO)
Ando buscando facultades y características que considere inherentes a mí.
Ando viajando por pensamientos que he olvidado.
Ando conociendo personas que siento que les gustaría saber de mí, pero sé que estaban mejor ignorando mi existencia.
Ando aprendiendo experiencias que son ajenas a mí, busco la manera de encajarlas conmigo.
Ando atrayendo necesidades dispensable, poco a poco las carencias se hacen visibles en mi actuar.
Ando perdiéndome lo lento que ocurren las cosas, y lo magnifico que eso es; la inmediatez me sofoca.
Ando matando sentimentalismos, lo único que nos diferencia de los animales es simple y aburrido de mantener.
Ando reclamando mis recuerdos, esos que obtuve con personas aisladas a mí, esas que por momento pensé me complementaban.
Ando pidiendo recobrar la tranquilidad que en algún momento saborié, aquella de la que solo quedan fotos, aquella que ahora buscarla me parece un absurdo.
Ando sabiendo que mi existencia es insignificante e irrisoria, eso me mantiene en pie, puedo notar que lo que realizo a nadie le importa.
Ando capturando personas utópicas, de esas que su felicidad se les escapa por la sonrisa, de esas que su amabilidad desborda en su trato con otros.
De esas personas que en un ínfimo momento de mi vida fui.
¿Me extrañarás como yo a ti? Extraño aquella noche en que te besé, extraño volver a abrazarte sin tener motivo alguno, extraño poder acariciar tus manos, extraño aquellas noches bohemias entre las cuales te conocí y empecé a enamorarme de ti.
Fue por ti que descubrí lo que es besar, lo que es desear los labios de alguien y aprender a esperar por ellos; fue por ti que aprendí a volar sin la necesidad de tener alas.
Quiero encontrar un solo lugar ambos, escapar, unirnos, las palabras sobran en estas situaciones, por mi parte solo usaré miradas, suspiros y caricias. No somos distintos, somos complementarios.
Tienes mi corazón, eres lo primero que quiero ver en cada amanecer y decirte lo mucho que te quiero como si no hubiera un mañana, no quiero estar lejos de ti, quiero ser esa estrella que te siga por doquier para alumbrarte en la oscuridad, en aquellos momentos jamás te fallaré, quiero ser aquella lluvia que te sorprenda de imprevisto y llegue a envolverte por completo, quisiera ser aquel astro hermoso llamado Selene, así siempre podría seguirte y acompañarte donde sea que te encuentres.
Te haré feliz porque si tú brillas, yo brillaré, si tu ríes, yo reiré, si tu sonríes, yo sonreiré, no olvides que estaré ahí y procuraré todo hacerlo juntos.
Acabo de hacer un trato conmigo en el cual tú eres el principal protagonista y lo llevaré esta el final.
Ya eres parte de mi historia, no eres en lo absoluto trivial, eres a quien quiero a mi lado.
Si nuestras manos son fuertes, jamás se soltaran, y si nuestros sentimientos lo son aún más, esto jamás acabará. No tengo prisa en esperarte, si no te sientes preparado, aguardaré por ti, quiero que veas lo fiable que son mis sentimientos hacia tu persona.
Nunca dudes en venir conmigo, jamás te negaré nada, las cosas superfluas nunca se interpondrán entre nosotros, nunca dudes que cuidaré de ti. POR FAVOR NUNCA LO DUDES.
Yo no pensé que pasaría, no en este momento, no de esta manera.
No escogí la edad, pero sí a la persona.
No escogí enamorarme, pero sí continuar estándolo.
Sucedió, pasó, me enamoré, como si nunca antes lo hubiera hecho.
Me pregunto, ¿Por qué son adictivas las drogas? ¿Acaso son buenas, son malas? No tengo respuestas para las interrogantes mencionadas, pero sí sé que eres aquello que me envuelve en un estado de narcosis, del cual disfruto inexplicablemente.
Eres aquel ulterior y solitario rayo de sol que termina con el declive del crepúsculo, y que con su muerte, da paso al advenimiento de la melancólica noche; al cual, dicho sea de paso, amo tanto observar en mis afligidas y sombrías tardes.
Eres indispensable para mí, tanto como aquel faro que necesita un barco para poder arribar en una costa envuelta de una espesa bruma.
Eres aquel instinto inexequible, innato de un ave al momento de construir su nido, innato de un ave al momento de sincronizar un vuelo con su bandada.
Eres aquella ilusión que persigo por doquier sin importar la veracidad de su concretización.
Eres la sustancial infusión que me hace entrar en un estado de serenidad en el cual amaría perecer.
Eres como aquel infaltable cuento que un niño ama escuchar antes de sucumbir ante la lira de Orfeo.
Eres aquel afecto sinuoso e ininteligible que siente un verdugo por su víctima.
Eres aquel santo grial que imaginé solo en condiciones quiméricas, el cual me hará claudicar a los deseos más sórdidos que puedan aflorar en mí.
Eres aquello que admiro y quiero imitar de manera fidedigna, en todos los aspectos que me sean posibles sin cambiar mi esencia, ya que de la tuya es de la cual me enamoré.
Eres a quien quiero reportar mis alegrías y compartir mis noches de nostalgia de manera eterna, en la comodidad de tu regazo.
Eres aquel campo eterno donde desde sus pomposos ciernes hasta su utópico confín, pueda evidenciar mis más genuinos sentimientos por ti, aquel campo donde se encuentra un sublime panorama que nos permite apreciar el crepúsculo de una perpetua tarde que jamás permitirá el paso a una lúgubre noche.
Eres aquello que quiero tanto si tener una explicación racional que no sea el querer estar ahí para ti, para lo que me necesites, para usar mis brazos como torres y mis abrazos como un fortaleza que no permita nunca que la soledad te envuelva en un aura melancólica.
Eres aquello que añoro y pienso en mis noches de insomnio, o simplemente en los momentos en los que pueda, puedo caer en la rutina o en el hábito, induciendo a aburrir de muchas cosas e incluso de ciertas personas, pero jamás de ti.
Eres aquello que se tornó en el cenit de mis prioridades, aquello tan lejano como el margen del vasto universo, aquello tan inmortal con luz de una estrella que yace extinta.
Eres aquella sustancia ponzoñosa que conduce al perecer mi independencia racional, mi estabilidad emocional y mi filosofía personal.
Eres aquella párvula reminiscencia que le dedico a los inicios del alba, aquella desenfrenada e impetuosa afición que surge al escuchar una canción, propia de un melómano.
Tengo miedo a que aquella historia que quiero escribir contigo, llegue a tener un fin sin antes haber tenido un inicio, tanto miedo como atestiguar aquella súbita sonrisa que suelta un psicópata antes de morir.
Eres aquello que no buscaba, aquello que encontré y quiero conservar, aquello que desplaza sin mayor esfuerzo mis pensamientos y que de la misma manera ocupa gran parte de ellos, aquello que me gusta tener entre sueños y aún más, aquello que me gusta imaginar a los inicios del alba y al morir de los ocasos, aquello tan indescifrablemente arcano como lo que me haces sentir, aquello que sirvió como incentivo a despertar mi interés de explorar en sendero que tengo como destino.
Suelo atribuirle a la soledad el papel de mi acompañante predilecto, pero ahora quiero cancelar ese trato y renovarlo contigo. El momento de decírtelo ha llegado.
