jueves, 23 de abril de 2020

La caricia de Schopenhouer

ABRIL 18 2020

No, no es de aquellas veces que me siento confiado.
No es de los instantes que desarrollan las expectativas que busco.
Es de las veces que me abruma continuar participando.
Es de las veces que mi pensar no tiene teorías para explicar lo que me pasa.
No, no es de las veces que mis fantasías terminan al despertarme.
No son respuestas que muestren mi pesar a cabalidad.
Es de aquellas conversaciones que sirven a reconsiderar la tolerancia como un tercer invitado.
Es de las pláticas que mutan en confesiones y que dependiendo de los ánimos involucrados, terminan deseándose buenas noches mutuamente.
No, no es de la personas que muestre sus sentimientos como una canción cantada a los albores.
No es de las simples veces que la cortesía me traiciona y me hace someterme a charlas triviales, sino de aquellas en que mi atención se desborda por mi mirada.
Es de esos sentimientos que se atoran ante la compañía de otro, aquellos sentimientos que se digieren fácilmente estando solo.
Es la intención de vaivén que me habla al frente mío tomándome de las manos, y se convierte en mi cómplice para hablarte; luego me abandona y no sé si su retorno sea breve.

Elmer Yapo