No, no es de aquellas veces que me siento confiado.
No es de los instantes que desarrollan las expectativas que busco.
Es de las veces que me abruma continuar participando.
Es de las veces que mi pensar no tiene teorías para explicar lo que me pasa.
No, no es de las veces que mis fantasías terminan al despertarme.
No son respuestas que muestren mi pesar a cabalidad.
Es de aquellas conversaciones que sirven a reconsiderar la tolerancia como un tercer invitado.
Es de las pláticas que mutan en confesiones y que dependiendo de los ánimos involucrados, terminan deseándose buenas noches mutuamente.
No, no es de la personas que muestre sus sentimientos como una canción cantada a los albores.
No es de las simples veces que la cortesía me traiciona y me hace someterme a charlas triviales, sino de aquellas en que mi atención se desborda por mi mirada.
Es de esos sentimientos que se atoran ante la compañía de otro, aquellos sentimientos que se digieren fácilmente estando solo.
Es la intención de vaivén que me habla al frente mío tomándome de las manos, y se convierte en mi cómplice para hablarte; luego me abandona y no sé si su retorno sea breve.
Escribo para dar garantías inequívocas que en algún momento viví, sentí, soñé, deseé, sufrí y amé. Escribo para demostrar que en algún momento existí.
jueves, 23 de abril de 2020
La caricia de Schopenhouer
ABRIL 18 2020
Elmer Yapo
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
-
El arrepentimiento me está devorando el alma sin tregua a poder respirar para poder suplicar por última vez que te quedes conmigo, ya no ten...
-
— ¿Traerme acá fue coincidencia? — Expresó él con una sonrisa traviesa al final —. Ya de antemano él sabía que ir a esa playa no tuvo nada d...
-
MARZO 29 2019 No sé por donde comenzar... Perdóname... por darme cuenta de tu existencia por olvidarte antes de conocerte por el daño ...
